[ESP]
Ella es mi pequeña Almendra, mi segunda hija y hasta me animaría decirles mi debilidad. No porque uno como padre haga diferencias, sino que ella aún siendo muy pequeña demanda mucha más atención y dedicación que Azul que ya a sus casi 11 años está más cerca de convertirse una adolescente con todo lo que ello implica.
Si tuviese que definirla en pocas palabras les diría que es pura picardía y alegría. También podría compararla con una de esas tormentas que de tanto en tanto se desatan por el Caribe donde arrazá con todo lo que encuentra a su paso en cuestión de segundos.
La verdad que la llegada de Almendra a nuestras vidas ha sido todo un desafio para la familia. Llegada ni bien se decreta la pandemia, aparentaba ser una beba muy tranquila y serena. Debo confesarles que esa apariencia duró tan solo unos pocos meses y poco a poco se ha transformado en la jefa en pañales de nuestra familia.
En lo personal fue un gran desafío porque no estaba en mis planes ser padre más allás de los 40 años, pero una cosa es lo que uno propone y otra muy distinta lo que Dios dispone.
Si bien su apariencia física es muy similar a la de mi esposa cuando era niña, su caracter y temperamento es muy parecido al mío, lo cual genera un lazo especial. Muchas veces cuando se manda alguna de sus travesuras, es como si estuviese viendo una película de mi vida y muchas veces en vez de colocarle límites termino riendome con ella.
A Almendra la he disfrutado de otra manera, ya más relajado, sin tantos miedos y temores como en el caso de nuestra primer hija. Parece mentira pero la experiencia tiene un gran peso en nuestras vidas cuando se trata de criar a un hijo.
En ocasiones la vida nos sorprende muy gratamente con pequeños milagros que cambian nuestras vidas para siempre y allí es cuando nos damos cuenta que no tenemos el control de todo. En ese momento nos damos cuenta que esas estructuras que nos habíamos montado y considerabamos rígidas, poco a poco comienzan a moverse y adaptarse.
Descubrimos que tenemos energía donde pensabamos que ya no había y sobre todo que podemos volver a ser niños más allá de los cuarenta!
Su picardía, su ternura, su sonrisa y su amor es suficiente para que caiga derretido a sus pies.
[ENG]
She is my little Almendra, my second daughter and I would even dare to say my weakness. Not because one as a parent makes a difference, but because she is still very small and demands much more attention and dedication than Azul, who at almost 11 years old is closer to becoming a teenager with all that implies.
If I had to define her in a few words I would say that she is pure mischief and joy. I could also compare her to one of those storms that from time to time break out in the Caribbean where she will sweep away everything in her path in a matter of seconds.
The truth is that Almendra's arrival in our lives has been a challenge for the family. Arriving as soon as the pandemic was declared, she appeared to be a very calm and serene baby. I must confess that this appearance lasted only a few months and little by little she has become the diapered boss of our family.
Personally, it was a great challenge because it was not in my plans to be a father beyond the age of 40, but one thing is what one proposes and quite another what God disposes.
Although her physical appearance is very similar to my wife's when she was a child, her character and temperament is very similar to mine, which creates a special bond. Many times when she gets into mischief, it is as if I am watching a movie of my life and many times instead of setting limits, I end up laughing with her.
I have enjoyed Almendra in a different way, more relaxed, without as many fears and apprehensions as in the case of our first daughter. It seems unbelievable but experience has a great weight in our lives when it comes to raising a child.
Sometimes life surprises us very pleasantly with small miracles that change our lives forever and that is when we realize that we are not in control of everything. At that moment we realize that those structures that we had set up and considered rigid, little by little begin to move and adapt.
We discover that we have energy where we thought there was none and above all that we can be children again beyond our forties!
His mischievousness, his tenderness, his smile and his love is enough to make me melt at his feet.
Original content of @pablo1601
Nikon Coolpix P900, Panasonic FZ150 and Smartphone Samsung A71 camera
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